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Ent
Los Pastores de Árboles que habían sido creados por deseo de Yayanna para proteger a los Olvar. Como estaban emparentados con determinados árboles, cada Ent tenía un aspecto diferente. El talle, vigor y color eran variables, y el número de dedos en manos y pies oscilaba entre tres y nueve. En general, todos los Ents medían más del doble del tamaño de un hombre, tenían una piel muy gruesa y dura, pero sensible al hacha y al fuego, pocas articulaciones o ninguna y, casi siempre, una voz grave, sonora y estruendosa.
Habitaban en cuevas o arboledas cercanas a las fuentes. Sólo ingerían alimentos líquidos y ligeramente alcohólicos, que hicieron que los hobbits Merry y Pippin se sintieran crecer, y dormían de pie, preferentemente bajo la lluvia. No eran inmortales, pero sí viejísimos, y sus pensamientos se movían en largos intervalos de tiempo. Las decisiones rápidas o «apresuradas» no eran lo suyo, pero cuando se enojaban podían ir a «toda prisa» y quebrar los muros con las manos desnudas. Únicamente la Torre de Orthanc resistió cuando se lanzaron sobre Isengard.
En su juventud cada Ent se aprendía de memoria las «Largas Listas», un largo poema en rima en el que se enumeraban todos las criaturas de la Tierra. Honraban el arte de la poesía y la canción. Sin embargo, todas las pruebas de su arte que han llegado hasta nosotros han sido traducidas por ellos a las lenguas de otros pueblos, en especial las de los Elfos y Hombres. Sólo utilizan su propio lenguaje entre ellos; para los otros seres era imposible aprenderlo. Consistía en una multiplicidad de matices vocálicos y distinciones de tono y longitud. Las palabras se acumulaban y repetían con mucha sonoridad, y una sola palabra de los Ents podía ser tan larga como una balada. Cuando los Ents hablaban entre ellos en el cónclave, a los hobbits les sonó como si cantaran. De las otras lenguas, la que más apreciaban era el Quenya porque tenía un sonido similar al Éntico y habían sido los Altos Elfos quienes, en los Días Antiguos, les habían enseñado a hablar.
Ent es una antigua palabra inglesa que significa «Gigante» y que reproduce una palabra correspondiente en la lengua de Rohan. En Sindarin se llamaban Onodrim o Enyd (plural), singular Omod. En la Primera Edad los Ents caminaban por toda la Tierra Media, incluso en Beleriand, donde habían intervenido una vez en la Guerra de los Elfos y los Enanos, al ayudar a Beren a derrotar la hueste de Nogrod en Sarn Athrad.
Luego los Ents se distanciaron de las Ents-mujeres. Las Ents-mujeres se volvieron hacia las plantas más bajas, que estaban dispuestas a crecer y a dar frutos obedeciendo a una voluntad ajena, mientras que los Ents permanecieron junto a los árboles, que crecían con el mero fin de su propia existencia. Las Ents-mujeres marcharon hasta las tierras al sur que Sauron devastó a finales de la Segunda Edad y ahora se llaman Tierras Pardas. Más tarde, los Ents ya no encontraron rastro de ellas allí. Bárbol se acordaba mucho de su amada de pies ligeros, Fimbrethil (S. «Haya Esbelta», en la vesión española «Miembros de junco»). Las Ents-mujeres ya sólo vivían en el recuerdo de los Hombres, a quienes ellas habían enseñado el cultivo de los campos.
Por ello, en la Tercera Edad, los Ents eran una raza que desaparecía sin jóvenes «Entandos» que los renovaran. La mayoría se había retirado al Bosque de Fangorn y los moradores de la Tierra Media muy raramente conseguían ver a uno de ellos. Cuando un Ent se volvía «arbóreo», es decir, que dejaba de hablar y de moverse, se parecía a un Ucorno.