Lúthien fue la más hermosa de todos los Hijos de llúvatar, y junto al Nauglamír era considerada la imagen más hermosa fuera de Valinor. Su poder rivalizaba con su belleza, pues era hija de la Maia Melian y de Thingol, Gran Rey de los Elfos. Bajo la tutela de su madre Ainu, Lúthien dominó el arte de la música como nadie más en la Tierra Media.

Lúthien se enamoró de Beren en contra de los deseos de su padre. Thingol encomendó al Adan una misión para ver si era rnerecedor de Lúthien; recuperar un Silmaril de la Corona de Hierro de Morgoth y llevar la joya hasta Doriath. Sólo con el poder de Lúthien fue posible la hazaña. Cantó una canción tan bella que su melodía cautivó a Sauron y al mismísimo Enemigo Oscuro. Ella y su amado extrajeron una de las joyas de la corona y escaparon. Mientras huían, Carcharoth, el Lobo Demonio de Morgoth, atacó a Beren y le arrancó la mano que llevaba el Silmaril de un mordisco. Beren y Lúthien consiguieron llegar a Doriath, a pesar de la herida de Beren, y allí se casaron.

Beren fue posteriormente muerto cuando fueron a la caza de Carcharoth para recuperar la joya que éste se había tragado. Lúthien quedó tan apenada que murió de dolor. Su espíritu se encaminó entonces hasta el oeste, hacia las Estancias de Mandos.

Al llegar a las puertas de las estancias cantó a Námo y le conmovió de tal manera que permitió a ambos una nueva vida juntos -un acto de compasión suprema que no se ha vuelto a producir. Así, Lúthien Tinúviel y Beren se reunieron de nuevo en la Isla de Tol Galen donde vivieron felices sus vidas mortales.

Lúthien era alta (1,98 m.) y era poseedora de una belleza angelical. La Balada de Leithian la presenta de esta manera en su primer encuentro con Beren: «Llevaba un vestido azul como el cielo sin nubes, pero sus ojos eran grises como la noche iluminada de estrellas; estaba el manto bordado de flores de oro, pero sus cabellos eran oscuros como las sombras del crepúsculo».

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