El legendario y más antiguo de los siete Padres de la raza de los enanos, llamado también Durin el Inmortal porque, según dicen, volvió a nacer en sus hijos. Es probable que, a través del tiempo y las leyendas, varios reyes con este nombre se convirtieran en un único personaje. Ya en los Días Antiguos marchó a Moria y habitó en las cavernas de Kheled-zâram. Allí los enanos construyeron, a lo largo de la Primera Edad, la gran ciudad de minas Khazad-dûm, Moria.

Una corona de siete estrellas constituía el Emblema de Durin; la descubrió cuando miró por primera vez en el Lago Espejo; se cree que es idéntica a la Valacirca de los elfos. La Piedra de Durin es el pilar que se erigió junto a la orilla del lago para conmemorar ese instante. El Pueblo de Durin eran sus descendientes, posteriormente también lo fueron los demás enanos de Moria, y tras su expulsión por el Balrog, este nombre se refería así mismo a los de Erebor y los de las Montañas de Hierro.

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