A día de hoy no existe una clasificación totalmente aceptada de lo que podríamos llamar los géneros de la fantasía. Así pues, los siguientes géneros han sido creados a partir de «zonas temáticas» creadas por autores relevantes.
· Fantasía Heroica: Explica la historia del hombre contra el mundo. Género definido por Robert E. Howard en Conan el Bárbaro, que seguía a su vez la tradición del hombre aventurero de la pulp fiction. Autores como Edgar Rice Burroughs, Fritz Leiber o Tanith Lee aparecen en esta categoría. Así como todo lo que sean nuevas visiones de viejos héroes míticos.
· Fantasía Épica: Esta categoría incluye al autor emblemático por excelencia: J.R.R. Tolkien. La fantasía épica ofrece en general una gran historia, mundos alternativos y algún tipo de enfrentamiento entre el bien y el mal a resolver según las reglas propias. Aunque esta definición es tan poco válida como llamarlo high fantasy. Acompañan a Tolkien algunos nombres clave del género como Stephen Donaldson, David Eddings, Robert Jordan o Jack Vance.
· Fantasía Juvenil: Esta es una distinción muy difícil de realizar, porque pocos géneros tienen un público tan amplio como la fantasía. Pero debería englobar a los autores que se clasifican como ficción juvenil. Desde Lewis Carroll hasta Philip Pullman pasando por C.S. Lewis, Roald Dahl y J.K. Rowling. En el caso de la fantasía juvenil cobran especial relevancia las diferenciaciones de tipo comercial, ya que la distinción entre públicos suele ser cosa de la portada y de la distribución. La tendencia de los autores modernos a cambiar de público con la misma facilidad de otros para cambiar de género, y la recalificación de algunos títulos clásicos como juveniles, hacen de esta una clasificación inoperante.
· Otros Universos: Esta sería la clasificación de «varios». Todas las obras que se engloban en este género tienen algo en común. Sus obras son fantasía, sin ser heroica, épica o juvenil. Las obras que podemos encontrar pueden ser narraciones de viajes en el tiempo; nuevas visiones de viejos mitos, como Drácula o el Rey Arturo; historias humorísticas como Mundodisco; o incluso historias con tintes de terror y ciencia ficción.